Debemos ante todo, tener presente la historia que nos muestra diversos puntos, como el de la censura en nuestro país. Escuchaba hoy a Lorenzo Meyer en el programa Primer Plano transmitido por canal Once del IPN, que hablaba precisamente sobre la censura, y sobre las empresas de los medios, que son casi todas privadas. Mencionó que en efecto, el carácter privado de estas puede contravenir al hecho de mantener la libertad de expresión por los intereses de la empresa. La salida de Carmen Aristegui huele mucho a que hubo intereses como esos en medio, y que regrese hoy, cosa que celebramos quienes ávidos de información, acostumbramos escuchar diversos noticieros para no solo tener un juicio más plural, sino más cercano a la realidad, para reconocer a los periodistas comprometidos con la búsqueda de veracidad contra los comprometidos con el interés oficialista donde la máxima "si no apareces en la tele no existes" prevalece para hacer a un lado a los opositores.
No sabemos cuanto tiempo de nuevo Carmen Aristegui estará en el radio, es una noticia que tiene relevancia porque lo notorio de la patología antiobradorista que vociferan algunos periodistas puede ser contrarestada por periodistas más plurales y tendientes a la objetividad.
Estoy seguro que muchos mexicanos (aunque sigamos siendo pocos en realidad) hemos dejado de ver la televisión y que buscamos la información veráz como mecanismo para llevar un mejor control sobre nuestras decisiones y acciones que en este movimiento de oposición ciudadano (lidereado por AMLO) debe prevalecer la cautela y la memoria, la memoria que nos recuerda por qué existen Televisa y TV Azteca, que a la primera la privatizó el gobierno gracias a las excelentes adulaciones del primer Azcárraga (abuelo del actual), y la segunda, privatizada también y regalada, para continuar creciendo y adueñándose de otros canales con ayuda del gobierno (como sucedió con Fox y CNI Canal 40).
No sabemos cuanto tiempo de nuevo Carmen Aristegui estará en el radio, es una noticia que tiene relevancia porque lo notorio de la patología antiobradorista que vociferan algunos periodistas puede ser contrarestada por periodistas más plurales y tendientes a la objetividad.
Estoy seguro que muchos mexicanos (aunque sigamos siendo pocos en realidad) hemos dejado de ver la televisión y que buscamos la información veráz como mecanismo para llevar un mejor control sobre nuestras decisiones y acciones que en este movimiento de oposición ciudadano (lidereado por AMLO) debe prevalecer la cautela y la memoria, la memoria que nos recuerda por qué existen Televisa y TV Azteca, que a la primera la privatizó el gobierno gracias a las excelentes adulaciones del primer Azcárraga (abuelo del actual), y la segunda, privatizada también y regalada, para continuar creciendo y adueñándose de otros canales con ayuda del gobierno (como sucedió con Fox y CNI Canal 40).
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